Mírame, en mi soledad, esperando a que me vengas a llamar,
rogando por cada minuto de tu compañía
y agradeciendo cada momento de nuestra amistad.
Cierro los ojos, para imaginarte en mis sueños
viendo cada simple movimiento de tu cuerpo
y añorando y recordando todos nuestros besos.
Guardo tus caricias, junto a tus sonrisas
como el tesoro más grande jamás encontrado
y lucharé a muerte por poder conservarlo.
Lo eres todo, sí, todo,
por mucho que quieras negarlo.
En nada me quedo sin tus abrazos,
toda mi vida junto a ti...
Todo... Nada...
Un abismo entre ambas cosas
donde nos juntamos y amamos,
donde nada podrá separarnos.
Me pongo a leer un libro, donde me encuentro con tres fotos tuyas
y mis lágrimas de añoranza empapan las páginas
al no poder contenerlas por más tiempo.
Salgo a la calle, intentando despejarme
para encontrarme parejas, unidas de la mano o la cintura
y mi corazón se resquebraja al echarte tanto en falta.
¡Oh, vida mía! ¿Cuándo volverá a ser que te pueda sentir?
No puedo más, me moriré si continuamos de esta manera,
por eso te ruego que me quieras tanto como lo hago yo.
Lo eres todo, sí, todo,
por mucho que quieras negarlo.
En nada me quedo sin tus abrazos,
toda mi vida junto a ti...
Todo... Nada...
Un abismo entre ambas cosas
donde nos juntamos y amamos,
donde nada podrá separarnos.
Nada más, mi amor...
Solamente todo tu cariño...
Sin ti soy menos que nada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario