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lunes, 6 de febrero de 2012

Diario de la inocencia

Me levanto cada día cuando el Sol sale, según mamá así podemos divertirnos durante más rato. Hoy ha sido un día especial porque para desayunar me han dado cereales, y los cereales sólo los comemos cuando es un día especial. Tampoco he podido ver a mamá comiendo y papá ya se había ido, como siempre para ir preparando el terreno como él dice. No sé cómo lo hace pero mamá siempre come antes de que me levante o cuando estoy en el baño, nunca la he visto comer. Mis hermanos también se han ido, imagino que con papá. Son mayores porque traen el pan a casa cada día.

Cuando acabé mi desayuno (muy bueno, por cierto) mi mamá me ayudó a vestirme y me preparó la mochila con las cosas para el colegio. Luego me la puso y salimos de casa para ir al colegio, donde aprendo un montón de cosas divertidas como colorear, usar pegamento y cantar. Ya me he aprendido dos canciones en una semana de colegio, y mi maestra dice que se me da muy bien. A lo mejor cuando crezca pueda traer pan a casa cantando como hacen esos hombres y mujeres en las televisiones que hay en el centro comercial donde mamá trabaja. Antes mamá me llevaba a trabajar con ella, porque era muy pequeño y no podía dejarme solo en casa. Era un trabajo fácil, no sé por qué no puedo seguir yendo con ella. Tenía que quedarme sentado o tumbado en su regazo y la gente le pagaba por ser estatuas, como los muñecos de cara blanca que a veces veo en el parque.

En el colegio hemos pintado a la familia. Yo he dibujado a papá jugando con mamá a la lucha libre, como hacen todas las noches, y a mis hermanos sentados haciendo pulseras, como les gusta entretenerse. Ayer creo que ganó papá, pero no me extraña porque él siempre gana. Mira si son realistas que hasta un día mamá se pintó la cara, con un ojo morado y un poco de salsa de tomate por el labio. Lo que no sé es por qué se lo dejó varios días, imagino que para darle más realismo (eso dice Jaime). ¡Ah!, mis hermanos se llaman Jaime y Juan y son mucho más mayores. Acabaron la escuela hace tanto tiempo que cuando hago memoria ya traían pan a casa. No sé dónde guarda mamá tanto pan, apenas comemos pan, pero traen mucho. Todos los días, aunque sea domingo, van a por pan. Supongo que deben ir lejos, siempre regresan casi al anochecer, cuando ya estoy acostado.

En el recreo estuve jugando al escondite con mis amigos, se me da muy bien. Como en casa muchas veces tengo que esconderme porque viene el monstruo asistente mi mamá me manda a esconderme y quedarme quieto para que no me descubra. Ya hace unos meses que no viene, habrá encontrado a otro niño para llevarse. Me lo pasé muy bien persiguiendo cuando me tocó quedármela, pero me habría gustado jugar más. Donde vivimos no hay más niños como yo y mamá no me deja salir de casa. Dice que fuera me pueden llevar porque la gente no tiene niños y quieren tener uno para tener órganos. No lo entiendo muy bien pero soy muy obediente y siempre hago todo lo que mamá me dice. Cuando salgo con mamá para ir al colegio siempre me lleva muy agarrado de la mano y caminamos rápido, hasta que llegamos donde hay edificios y casas y ya vamos más despacio.

Luego del recreo la maestra estuvo enseñándonos a contar, ya me sé hasta el seis y aprendo muy rápido. Mamá siempre dice a los vecinos que sus hijos saben lo que hay que hacer y por eso nos apañamos. Creo que puedo decir que en el colegio me apaño. No sé muy bien lo que significa apañarse pero me gusta cómo suena y me gusta decirlo siempre que puedo. A mediodía la maestra me ha dado una pequeña caja con patatas cocidas y algunas hojas verdes con tomates que ella llama ensalada para que me las comiese. Dice que estoy delgado y que sería una pena que enfermase. Mamá me tiene dicho que es de mala educación contestar a los mayores así que la he cogido y me lo he comido todo como un buen niño que soy. La maestra se ha comido un sándwich a mi lado, y parece que no le gustaba mucho porque la vi llorar mientras me miraba y creía que yo no me daba cuenta.

Por la tarde estuvimos jugando al balón y aunque me caí y me hice un poco de daño me he divertido mucho. Muy pronto llegaría mamá antes de tiempo y hablaría con la maestra de algo importante, porque la maestra vino corriendo a donde yo estaba y me preguntó si quería irme con ella esta noche. Me ha dicho que mi mamá ha tenido que ir con papá a trabajar a las celdas. Tiene que haber mucho trabajo porque muchas noches papá se las pasa allí trabajando. Mi maestra me ha dicho que mamá va a estar muy ocupada unos días así que he tenido que decirle que vale que voy con ella esta noche. Luego de decírselo me ha abrazado muy fuerte y me he dado cuenta de que huele muy bien a flores.

La maestra me ha metido al regresar del colegio en el baño y me ha echado agua caliente encima. Le he preguntado que cómo hace para poner el agua caliente y me ha sonreído. Se ve muy guapa cuando sonríe. Le pregunté que si tiene novio y me ha dicho que no tiene. Ahora yo también huelo a flores y ahora tengo la piel muy suave. La maestra pasó a mi lado toda la tarde jugando conmigo a hacer puzles, nunca había hecho y me divertí mucho. Llamaron al timbre y entró una mujer cuando la maestra abrió. Debe ser su hermana porque se besaron y abrazaron, como si llevasen muchos días sin verse. Creo que se llevan muy bien porque en la cena había comida para todos, y por primera vez pude comer en un plato grande. Será porque me ven muy mayor porque sé muchas canciones y sé contar hasta seis.

Escuché a la maestra hablar con su hermana y las dos se pusieron a llorar al hablar de mí. No sé por qué la maestra llora siempre que habla de mí con alguien, debe de alegrarse tanto de lo bien que aprendo que se emociona. Mamá siempre me dice que llora por lo feliz que está conmigo y por eso me gusta portarme bien, porque mamá se siente feliz. Me dejaron ver un rato la tele, porque la maestra tiene una en casa. Yo le dije que tiene mucha suerte porque mi mamá dice que las teles son muchos panes y por eso no podemos tener una en casa. Luego me acostó en una cama muy grande a mí solo. Me sentí raro porque mis hermanos no durmieron conmigo, pero estaba muy blandito y era muy calentito. En casa dormimos los tres juntos porque las sábanas se están secando y como no tenemos muchas sábanas siempre hay algunas lavándose.

Es verdad lo que mamá dice, me dijo que me iba a divertir mucho y que era un día especial. Mamá siempre dice cosas que son verdad porque  dice que las mentiras tienen pies cortos. Supongo que al tener pies cortos corren y yo prefiero no tener que decir mentiras para no tener que ir corriendo con ellas para decirlas. Me habría gustado darle un beso más grande cuando me dejó en el colegio, pero yo no sabía que luego iba a estar tan ocupada. De todas maneras les doy un beso enorme cada día a la maestra y a su amiga para que se lo den a mamá de mi parte si la ven. Mis hermanos me dan igual porque siempre estaban metiéndose conmigo y me hacían daño al golpearme en broma.

Van pasando los días y mamá no viene por mí, pero aunque la echo de menos no puedo quejarme. La maestra se porta muy bien conmigo y me da de comer cosas muy buenas. Ayer me enteré que la mujer que vive con ella trae pan a casa y creo que lo trae de verdad porque las escuché hablar y reír y la maestra le dijo bollera. Hoy quiero decirle que me gustaría comer "croasanes", mi mamá me dijo una vez que me iban a encantar y como trabaja con panes imagino que alguno le sobrará. Y cuando se lo pida le voy a decir que no me importa si está duro, que si lo está puedo afilar los dientes como hacen los conejos. He comido cosas que no sé ni cómo se llaman pero estaban muy buenas. No sabía que había comida de tantos colores diferentes.

Me lo paso muy bien con la maestra y su amiga, que me ha dicho que se llama Zulema, y nos reímos mucho cuando no tienen que trabajar y me llevan a la playa o al campo. A veces les pregunto por mi mamá pero me han dicho que está tan ocupada que les ha encargado que se ocupen de mí. No saben cuándo podrá venir por mí y no quiero ser malo, pero ahora no siento esa molestia en la barriga que antes apenas se me iba y no ando preguntándome cosas sobre papá como antes. No es que no quiera a mi papá pero es que desde que era pequeño no lo he visto. Y ahora tengo cinco años y tengo que comportarme como un mayor porque soy mayor. Y no se puede llorar por nada así que no lloro por papá. Echo de menos a mamá pero si está tan ocupada trayendo pan a casa imagino que habrán tenido que dejar mi sitio para guardar más pan, o quizás apenas tiene tiempo para ir a casa. Y menos ahora que tiene que ayudar a papá a trabajar.

Algún día mamá vendrá por mí y le contaré todo lo que he hecho desde que me dejó aquella mañana en el colegio. Le diré que la hierba se puede comer, que no hace falta demasiado pan para tener una tele, pero sí tener corriente. Que con la corriente encima se puede tener agua caliente y luz por las noches. La voy a convencer para comprar corriente y con eso ya se puede tener todo lo demás. Cuando la vea le daré un beso gigante y le diré dónde ir para pasear y reírnos como hago con la maestra y su amiga, pero que se lo contaré si vamos sin Jaime y sin Juan. Quiero dormir abrazado a mi mamá como duermo a veces a solas con la maestra, oliendo a flores y entre sábanas recién limpias, cuando su amiga va de viaje. Y cuando vea a papá le diré que la lucha libre no es un juego divertido y que mejor juegue a otra cosa con mamá. A mis hermanos los enseñaré a contar bien (ya sé contar hasta treinta y dos) y les demostraré a todos lo mayor que soy haciendo cosas para ayudar a mamá como poner los platos en la mesa y quitarlos luego de comer, porque ya soy muy mayor y los mayores tienen que hacer esas cosas.

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